El uso de la mascarilla ha terminado con el lipstick effect
Esta teoría, formulada inicialmente por Leonard Lauder, el consejero delegado de Estée Lauder, defiende que en época de crisis o tiempos inciertos aumenta la venta de pintalabios. Un producto barato, polivalente al poder usarse también como sombra de ojos y colorete, y con un poderoso efecto en el ánimo y optimismo.
Sus ventas aumentaron en la crisis de 1929, también en 2001 tras los atentados de Nueva York y, un estudio publicado por la Texas Christian University en Fort Worth en 2012, indicó que al inicio de la crisis económica de 2008 y mientras casi todas las compañías registraban pérdidas, L'Oréal las incrementó un 5,3%.
Hasta que irrumpió la mascarilla en una crisis. Su imposición durante los tiempos del coronavirus ha sido el factor principal para que, en lo que va de año, las ventas de labiales hayan bajado un 46% en España, según datos de Nielsen. Quizá la vuelta al trabajo, videoconferencias y webinars han conseguido situar, la primera semana de septiembre, al menos un producto para los labios en el top 3 de más vendidos en Kiko, Primor y Maquilalia. Pero, con la parte inferior de la cara escondida tras la mascarilla, la mirada toma más protagonismo que nunca, y con ella las ventas de maquillaje para los ojos.